Cada vez que se perdía algo en mi casa,
ya sea el control remoto, un documento, mis anteojos, herramientas
cualquier cosa, mi papá decía, con justa razón,
"debe estar en la mesa grande".
En la mesa grande siempre se guardaban,
además de los zapatos y pantuflas, papeles, cajas
anillos, collares varios, un par de peluches y un cuanto hay de cosas.
Y no sé porque todo lo que se perdía, de algún modo misterioso, iba a parar allí.
La mesa grande era el suelo de mi pieza...
martes, 15 de enero de 2008
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4 comentarios:
Esos pequeños detalles...
son los que hacen grande nuestra literatura...
me encantó "el detalle"
Un beso
Marce
En mi casa ese lugar era debajo de la escalera... :)
Saludos cordiales
Karlo
Actualice, pueh...
ve que escribe en entretenido !!!!
si, he estado un poco floooooja, pero ya se me pasara.
;)
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